Tribuna Económica
Carmen Pérez
Un bitcoin institucionalizado
Temporada Lírica en Málaga
Málaga/Las nuevas directrices sobre la distancia mínima entre espectadores comunicadas por la Junta de Andalucía obligan al aplazamiento de la puesta en escena de Il barbiere di Siviglia, ópera que iba a alzar el telón del Teatro Cervantes los días 30 de abril y 2 de mayo. "La obligación de respetar una distancia de seguridad de un metro y medio entre espectadores reduce el aforo del Cervantes a 150 asistentes, menos del 15% de su capacidad total, lo que hace inviable la celebración de las funciones por razones artísticas, económicas y de responsabilidad con nuestro público", según informaron desde el teatro este martes.
El importe de las entradas vendidas por Internet y teléfono para las actuaciones se devolverá automáticamente en la cuenta con la que se hizo el pago. Las entradas adquiridas en las taquillas podrán ser devueltas en las mismas desde el miércoles 21 de abril y hasta 15 días después de la fecha prevista de celebración de cada función. No obstante, la gran ópera bufa de Rossini no se cancela, siguiendo la política del Teatro Cervantes de aplazar y no suspender, siempre que sea posible. La producción escénica de los Amigos Canarios de la Ópera de Las Palmas y musical del Teatro Cervantes se representará en febrero de 2023, ya en la Temporada Lírica 2022-23, tal y como señalaron las mismas fuentes.
La obra del barbero sevillano se encontraba ya en plenos ensayos escénicos y musicales en el escenario del coliseo malagueño, con Javier Franco, Juan de Dios Mateos, Clara Mouriz, Fabio Capitanucci y Javier Castañeda en los roles principales; Giulio Ciabatti en la dirección teatral y José María Moreno en el foso. "Tanto para los ensayos como para las dos representaciones se había establecido un riguroso protocolo higiénico-sanitario para prevenir los contagios por Covid-19, con test periódicos y todo tipo de medidas preventivas, respetando asimismo el aforo autorizado, hasta ahora, por la propia Junta de Andalucía, inferior al 50%", recordaron desde el mismo Teatro Cervantes. Y cabe destacar que esos protocolos han surtido de sobra los efectos deseados: desde que estallara la pandemia, no se ha asociado ni un solo brote a los espectáculos celebrados en el Cervantes ni en ningún otro teatro malagueño. Es más, cuando el Festival de Málaga decidió dar un paso adelante y celebrar su edición correspondiente el año pasado en agosto, el certamen recibió el aplauso unánime tanto del sector cinematográfico como de las instituciones implicadas, incluida la Junta de Andalucía, por la efectividad y minuciosidad de los protocolos de seguridad adoptados, imitados después en el resto de festivales y grandes eventos culturales de toda España. Durante la pasada edición del Festival de Teatro, entre enero y febrero, cuando la pandemia presentaba una evolución mucho más grave que la actual, el Cervantes redujo su aforo a doscientas butacas y adelantó el horario de las funciones a las 16:00. Ahora, la Junta decide imponer limitaciones más duras sin que existan motivos reales para ello.
Más allá del coste económico que supone aplazar las funciones de la ópera programada con todo el personal técnico y artístico ya desplazado a Málaga, la verdadera incógnita tiene que ver con el futuro inmediato: el Teatro Cervantes tiene previsto celebrar ya desde finales de abril el segundo tramo de su Festival de Teatro, que se desarrollará durante buena parte del mes de mayo antes del Festival de Málaga, que comenzará el 3 de junio. La misma incógnita atañe al resto de teatros, que ven así sus programaciones pendientes de un hilo. Por si no había sido bastante.
El aplazamiento de las funciones de Il barbiere di Siviglia en el Teatro Cervantes tiene su precedente directo en la cancelación, anunciada in extremis por la Consejería de Cultura, de las funciones de El bar que se tragó a todos los españoles del Centro Dramático Nacional y del espectáculo de danza de Manuela NogalesPoéticas en la sombra, respectivamente en los Teatros Central de Sevilla y Alhambra de Granada hace dos fines de semana. La razón esgrimida era la negativa de la Delegación de Salud a conceder los permisos necesarios dado que no se garantizaba en ninguno de los dos casos la distancia de un metro y medio entre los espectadores. Lo cierto es que hasta entonces se recomendaba la preservación de esta distancia aunque la normativa abría la puerta a adoptar medidas añadidas en caso de que no se pudiera garantizar la misma, de ahí el desarrollo de protocolos (mascarillas, dispensadores de gel, orden estricto en entradas y salidas) aplicados desde el año pasado sin que haya habido que lamentar ni un solo brote asociado a la actividad escénica. La diferencia es que ahora la Junta de Andalucía elimina cualquier posible medida añadida y establece como único criterio la distancia del metro y medio entre espectadores, un requisito imposible de garantizar en prácticamente cualquier teatro. Aunque no se ha producido ninguna explicación oficial al respecto, todo apunta a un desagravio para el sector taurino después de que se cancelaran las corridas previstas en Sevilla para abril por el mismo motivo. Si en un principio la Junta se había limitado a actuar en los teatros de su titularidad, el cambio en la normativa afecta a todos los teatros, lo que pone en serio riesgo lo que queda de temporada. Il barbiere ha sido así el primer episodio en Málaga de una nueva política de cancelaciones ciertamente lesiva.
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