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Málaga/A la hora de determinar en qué medida se recupera la normalidad tras la pandemia, los criterios son bien diversos y particulares. Hay quien aguarda el momento en que pueda salir a la calle sin mascarilla para cantar victoria, otros esperan con ilusión la vuelta de los abrazos o la posibilidad de viajar a cualquier destino sin tener que atender a vetos ni contagios. El verano malagueño, sin embargo, presenta sus propias variables bien cargadas de razones: el año pasado, la necesaria cancelación de la edición correspondiente de los Clásicos de Verano de la compañía Pata Teatro se tradujo en desazón para un más que notable número de fieles incondicionales a la propuesta, con una afluencia media anual de más 4.500 espectadores y con funciones contadas por llenos. Lázaro de Tormes fue, en 2019, la última entrega de la serie, tras la que se abrió un paréntesis delator como pocos del estado anómalo que entrañaba la pandemia. El regreso representaba una cuestión bien ardua, pero la compañía puso toda la carne en el asador consciente de que una nueva cancelación en 2021 podía significar el final de la aventura. Dicho y hecho: con algunos cambios notables, especialmente en lo que a su sede se refiere, los Clásicos de Verano de Pata Teatro vuelven este verano nada menos que con La dama duende de Calderón, que se representará del 1 de julio al 7 de agosto, con funciones de lunes a sábado a las 21:00, en la Sala María Cristina de la Fundación Unicaja, al ladito de la Plaza de San Francisco, con entradas ya a la venta. Y la acogida por parte de aquellos mismos incondicionales no se ha hecho esperar: "Muchos que nos contaron que el año pasado se habían sentido huérfanos nos dicen ahora que si vuelve el clásico es que todo va ya bien", afirma Macarena Pérez Bravo, artífice esencial junto a Josemi Rodríguez de Pata Teatro, una de las compañías esenciales de la escena malagueña, con más de dos décadas de oficio y numerosos reconocimientos en su haber, que recibe a Málaga Hoy en un ensayo de La dama duende.
Josemi Rodríguez dirige el espectáculo, para el que ha escrito también la adaptación de la obra de Calderón y en el que también participa como actor, y toma por tanto los mandos del ensayo, que tiene lugar (todavía sin vestuario) en el local de la compañía antes de que, la semana que viene, la puesta a punto se traslade a la misma Sala María Cristina. Están con él la actriz Macarena Pérez Bravo y otros dos intérpretes con amplia experiencia en los Clásicos de Verano de Pata Teatro: Rocío Rubio y Miguel Guardiola, referentes ambos del mejor talento que ha sido capaz de alumbrar el teatro a este lado del Mediterráneo en sus respectivas generaciones. Falta el quinto elemento, el actor Adrián Perea, seleccionado por la compañía a través de un casting y cuya ausencia en este ensayo está justificada por un incidente imprevisto, aunque todos, incluido el propio Perea, garantizan su presencia en las funciones programadas. Respecto a Rubio y Guardiola, Rodríguez y Pérez Bravo tenían clara su participación desde el principio. Haciendo cuentas, resulta que cada uno de ellos ha trabajado en tres obras anteriores del ciclo: Miguel Guardiola actuó en El perro del hortelano de Lope (2012), No hay burlas con el amor de Calderón (2013) y Mucho ruido y pocas nueces de Shakespeare (2016), mientras que Rocío Rubio hizo lo propio en La Celestina de Fernando de Rojas (2015), la citada Mucho ruido y pocas nueces (2016) y en Donde hay agravios, no hay celos de Rojas Zorilla (2017). Además de estos títulos, Pata Teatro ha presentado en el ciclo El lindo don Diego de Agustín Moreto (2014), Romeo y Julieta de Shakespeare (2018) y el citado Lázaro de Tormes (2019). Un repertorio sin mucho parangón en la escena nacional al que ahora se añade La dama duende de Calderón, "una obra que habíamos tenido en mente desde que empezamos con el ciclo y que se adapta bien a nuestra manera de trabajar los clásicos", explica Josemi Rodríguez, a lo que Macarena Pérez Bravo apostilla: "Teníamos claro que para el regreso queríamos hacer una comedia. Sentíamos que el público lo demandaba y nosotros también. Después de un tiempo tan complicado, teníamos una necesidad casi orgánica de la comedia". La dama duende será la gran protagonista de la novena edición de los Clásicos de Verano en un año en que le correspondía ser la décima en virtud de un aniversario redondo que, sin más, tendrá su celebración por todo lo alto el año que viene. De momento, y además del reparto, Pata Teatro vuelve a contar con sus colaboradores habituales: Elisa Postigo en el diseño de vestuario, Elías García en la iluminación y sonido y Jorge Sarrión en la fotografía y el apartado audiovisual.
Rodríguez ha adaptado la pieza que Calderón estrenó en 1629, antes de cumplir los treinta años, a las posibilidades del quinteto protagonista, en una lectura fiel "al género de capa y espada y a las tramas fundamentales. El público encontrará todos los enredos y situaciones de la comedia aunque con menos personajes", explica el actor y director, quien destaca que La dama duende "no es una de las obras más conocidas de Calderón, quien de hecho apenas escribió tres comedias, aunque en este caso se inspiró mucho en Lope y eso juega a nuestro favor". Pérez Bravo destaca uno de los valores fundamentales de la obra, su precoz carácter protofeminista encarnado en el talento del personaje protagonista, una mujer "que no duda en tirar de ingenio para burlar la vigilancia de los hombres y hacer lo que su voluntad siente, no lo que se espera de ella". Con recursos que la vinculan también a comedias de Shakespeare como La fierecilla domada o Como gustéis, La dama duende es ante todo un juego al que se invita continuamente al espectador; "de hecho, hemos trabajado en los ensayos como si de un juego se tratase, como nunca lo habíamos hecho", explica Macarena Pérez Bravo. Rocío Rubio, que asume el difícil reto de interpretar a la protagonista, Doña Ángela, coincide: "Ha pesado mucho más el gozo, lo que hemos disfrutado, que la responsabilidad. Ahora siento que he llegado a interiorizar el personaje sin haber tenido que soportar una carga, por mucho que sus intervenciones lleguen a ser abrumadoras". Guardiola, por su parte, vuelve a hacer valer su posición magistral en la dicción del verso en el teatro clásico con otra lección que a buen seguro disfrutará el público: "El teatro escrito en verso está para hacerlo bonito. Bien, pues a eso vamos. Mi escuela es la del Estudio 1, donde los grandes actores del teatro trabajaban el verso sin hacerlo engolado, con la mayor verdad, por exigencia de la televisión. Mi objetivo es siempre el mismo: darle a cada verso su mayor belleza pero siempre desde la verdad del personaje".
Pero la gran novedad que traen los Clásicos de Verano en este 2021 es, además de la recuperación de la programación, la sede en la que tendrán lugar las funciones. Si las ocho ediciones anteriores se habían celebrado en patios monumentales y abiertos de la capital malagueña (en el Museo de las Cofradías, el Instituto Vicente Espinel y el Colegio Prácticas Nº 1), La dama duende se representará en la Sala María Cristina, lo que se traduce en otras distinciones recién adquiridas: por primera vez, el público verá las representaciones a cubierto, con entradas numeradas y en una disposición a la italiana, en lugar del aforo circular marca de la casa instaurado en los patios. Explica Rodríguez que, en realidad, "la celebración del ciclo en los patios, especialmente en los centros educativos, era una cuestión compleja por la propia normativa de estos espacios. Cada año terminábamos obligados a empezar de cero, sin saber si íbamos a poder volver el año que viene. Además, en un patio como el del Colegio Prácticas Nº 1 es imposible garantizar no sólo la distancia de un metro y medio de seguridad higiénica entre los espectadores, también la que nos separa a nosotros de ellos. De modo que comenzamos a barajar otras opciones, consultamos a la Fundación Unicaja la disponibilidad de la Sala María Cristina y nos dieron su aprobación". Admite Pérez Bravo que echarán de menos la proximidad del público, "la sensación de que cualquier cosa que haces está siendo observada de cerca y desde ángulos muy distintos. Ahora estamos haciendo La dama duende para que quien se siente en la última fila no se pierda ningún gesto. Son procedimientos distintos. Lo bueno es que en un espacio a la italiana el público lo tendrá más fácil para percibir todos los detalles. Y, en cualquier caso, el espacio se adapta como un guante a la esencia del ciclo: la unión del patrimonio histórico y las artes escénicas". El aforo disponible del recinto se queda fijado en unas 180 butacas, algo menos de la mitad, para la adaptación a las medidas de seguridad impuestas por la pandemia pero coincidente con lo que venía siendo habitual en los patios, donde noche tras noche se llenaron las funciones de espectadores deseosos de ver los Clásicos de Pata Teatro. Ahora la magia vuelve y, sí, todo parece más normal y a la vez más extraordinario. Málaga recupera, en todo caso, uno de sus argumentos más felices para parecer una ciudad más amable.
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