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Música
Málaga/El dato es elocuente y no necesita más matices: la Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM) es la única agrupación española en su género que no ha cancelado ni una sola de sus actividades previstas a cuenta de la pandemia del coronavirus ("En realidad cancelamos nuestra participación en el Festival de Música Española de Cádiz, pero no por una decisión nuestra: el festival cambió las fechas de su última edición y los nuevos días que nos propusieron coincidían con compromisos que ya teníamos cerrados en Málaga y a los que dimos prioridad", apunta el gerente, Juan Carlos Ramírez). Y semejante registro se debe, en gran medida, a la capacidad de anticipación: cuando no hubo más remedio que dar por cancelada la pasada temporada en marzo, una vez decretado el confinamiento, correspondía buscar respuestas urgentes. El trago resultó doloroso dado que se trataba de la última temporada que contaba al frente con Manuel Hernández Silva, quien no pudo despedirse como director titular en la tarima después de haber aumentado de manera bien considerable el número de abonados de la orquesta (podrá hacerlo, coronavirus mediante, el próximo mes de mayo como director invitado). Pero las respuestas llegaron: ante la posibilidad de tener que dar conciertos ante aforos reducidos de manera drástica, incluso sin público, la orquesta alcanzó un acuerdo con Canal Málaga para la emisión de sus conciertos en televisión que resultó pionero en España. Ante la imposibilidad de seguir trabajando en su sala de ensayos habitual, demasiado reducida para garantizar las distancias de seguridad entre sus músicos, la OFM encontró una alternativa en el Auditorio Edgar Neville, sede de su ciclo La Filarmónica frente al mar, gracias al acuerdo con la Diputación. Por último, la llegada de José María Moreno como director titular en junio resultó fundamental para la activación de la orquesta con todo en contra: la OFM se encontró con que buena parte de la programación diseñada para la presente temporada no podía desarrollarse dado que exigía un número de músicos en escena incompatible, de nuevo, con las distancias de seguridad exigidas también para el escenario, no sólo para el patio de butacas. Así que Moreno se puso a la tarea para rediseñar la temporada en tiempo récord y garantizar que habría conciertos a la altura en las fechas reservadas, también en recintos abiertos como la plaza de la iglesia de la Victoria y la plaza de toros, donde debutó la orquesta el pasado mes de septiembre ante un aforo limitado a trescientos espectadores. Después vinieron los ajustes horarios, con la temporada de abono y otras citas trasladadas a las 12:00 y las 16:00, de nuevo sin una sola cancelación. En plena debacle, la OFM es a día de hoy un instrumento vivo y entero. Y con el mismo favor del público de su parte.
En cualquier caso, una epidemia no era seguro el contexto con el que la orquesta esperaba celebrar su trigésimo aniversario, que cumplirá el próximo febrero. Fue el 14 de febrero de 1991 cuando la entonces Orquesta Ciudad de Málaga se presentó en el Teatro Cervantes con toda la ilusión por delante en virtud del empeño mostrado por el alcalde Pedro Aparicio y de la mano de su primer director titular, Octav Calleya (al que sucedieron Odón Alonso, Alexander Rahbari, Aldo Ceccato, Edmon Colomer y los citados Manuel Hernández Silva y José María Moreno). Confirma Juan Carlos Ramírez que la efeméride no será objeto de ninguna celebración especial, en parte porque "con tanta incertidumbre es muy arriesgado proponer cualquier actividad extraordinaria", aunque recuerda que ya sirvió como acto de celebración la grabación el pasado verano de la Quinta Sinfonía de Mahler, en una edición discográfica que entrañó la primera actuación de José María Moreno como titular al frente de la OFM. Además, en el concierto inaugural de la presente temporada de abono, el 17 y 18 de septiembre en el Teatro Cervantes, la orquesta interpretó, con la dirección de Moreno, la Sinfonía fantástica de Berlioz, que fue justamente la partitura con la que la Orquesta Ciudad de Málaga levantó su primer telón aquel día de San Valentín de 1991. El relato de estos treinta años da para mucho que contar, con programas, ciclos y actividades de todo tipo además de la consabida temporada de abono. Algunas propuestas, como el Ciclo de Música Contemporánea que acogía el Teatro Cánovas y el Festival de Música Antigua, desaparecieron. Otras, como el Ciclo de Cámara que se celebra en el Museo Picasso, el ciclo matinal del Museo de Málaga y el citado La Filarmónica frente al mar, así como la participación en la temporada lírica de Málaga (y de otras ciudades como Jerez), se mantienen. Del balance, Juan Carlos Ramírez presta especial atención a la creación de la Joven Orquesta Barroca de Andalucía (JOBA), que desde 2010 acoge en sus filas a instrumentistas de toda la comunidad aún en formación, con promociones renovadas cada dos años, para la interpretación de repertorios antiguos y barrocos. Otros proyectos, como la Academia de la Filarmónica, esperan su oportunidad definitiva. Pero, precisamente, la OFM se dispone a soplar las velas con la vista puesta más en el futuro que en el pasado. Primero, porque la situación sanitaria invita, principalmente, a prestar toda la atención al paisaje posterior y a la posibilidad de programar sin más límites que los presupuestarios; pero también porque los principales proyectos que apuntan al crecimiento de la orquesta en el porvenir inmediato no se han visto mermados y comenzarán a dar fruto, salvo catástrofe, a corto plazo.
Y el primer gran proyecto en este sentido es la nueva sala de ensayos que se ubicará en el edificio de los antiguos comedores universitarios, en el Campus de El Ejido, y que dará al fin plena satisfacción a las necesidades logísticas de la orquesta. La iniciativa, con el proyecto arquitectónico de Agustín Benedicto, sigue los plazos previstos y, según apunta Ramírez, el 30 aniversario de la orquesta podría coincidir con el comienzo de las obras de rehabilitación del edificio, por lo que la inauguración del centro podría darse incluso antes de 2022, el año señalado en principio para la ocasión. La instalación, tal y como subraya el gerente, será mucho más que una mera sala de ensayos: contará, por ejemplo, con el estudio de grabación más grande de Andalucía, lo que dará a la OFM absoluta autonomía en lo relativo a sus planes discográficos. Igualmente, el centro permitirá a la orquesta poner en marcha otro de sus proyectos más largamente acariciados: el Coro de la Orquesta Filarmónica de Málaga, que comenzará sus actividades en 2022 a las órdenes de un director artístico ya asignado, Salvador Vázquez, referente de la dirección coral y sinfónica en Málaga y colaborador imprescindible de la Filarmónica. Así, la orquesta contará con su propio coro para sus programas y también para fomentar sus actividades fuera de los mismos. Consciente de que el camino hasta el Auditorio será todavía largo, y sin horizontes firmes al respecto, la orquesta dispondrá al fin en El Ejido de algo tan fundamental como el espacio propio del que carece: "Independientemente del Auditorio, necesitamos un lugar para crecer y desarrollar las herramientas que ya necesitamos, y eso es lo que lograremos con la nueva sala", apunta Ramírez en este sentido.
Pero los proyectos futuros de la Orquesta Filarmónica de Málaga apuntan a otras muchas direcciones: la agrupación ha alcanzado un acuerdo con el Polo Digital para la grabación de las bandas sonoras de buena parte de los videojuegos que crean sus empresas, "lo que nos abre la puerta a un mundo creativo muy interesante en el que podemos aportar mucho", señala el gerente de la agrupación. A día de hoy, la OFM es también la orquesta española con una producción discográfica más abultada, una condición que mantendrá el año que viene con tres nuevas entregas: el Stabat Mater de Juan Cansino grabado en la capilla del Calvario, con el Coro de la Catedral de Málaga y la participación del barítono Carlos Álvarez, bajo la dirección de Antonio del Pino; el poema sinfónico Don Quijote de Arturo Díez Boscovich (estrenado el pasado mes de febrero en el Auditorio Edgar Neville) y una nueva grabación para Sony con el violinista Jesús Reina. Además, para antes de fin de año está prevista la aprobación de las audiciones para la oferta de empleo público que contempla la estabilización de diez nuevos puestos en el seno de la orquesta. Y no descarta Ramírez que en 2021 vea la luz otro proyecto "al que no vamos a renunciar": la recuperación del Festival de Música Antigua. Todo apunta, en fin, a que serán muchas las velas por soplar. Y mucha la música que disfrutar.
La agenda navideña de la OFM se presenta bien repleta y con algunas novedades importantes. Una de las más destacadas es la Gran Gala de Reyes que tendrá lugar en un nuevo espacio para la orquesta, el Palacio de Ferias y Congresos, el 9 (con horario previsto a las 19:00) y 10 (a las 12:00) de enero, con la dirección de Arturo Díez Boscovich y un repertorio consagrado a la música de cine. No menos destacable es el concierto extraordinario que se celebrará el 22 y 23 de diciembre en el Teatro del Soho Caixabank, con el Mesías de Haendel, la dirección de Salvador Vázquez y la participación de la Coral de la Basílica de San Juan de Dios de Granada. De manera inmediata, el próximo sábado 12, el mismo Salvador Vázquez dirigirá a la OFM en el Auditorio Edgar Neville, dentro de La Filarmónica frente al mar, con obras de Barber y Paganini y la participación del violinista Jesús Reina como solista. Los conciertos de Navidad (17 y 18 de diciembre) y Año Nuevo (3 de enero) en el Teatro Cervantes completan el calendario.
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