La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Miente hasta al dar la hora

Siempre da la razón a quienes piensan lo peor de él. Ha hecho lo que sus más duros críticos dijeron que haría

Casi todos los analistas –tanto los favorables como los críticos– afirmaban que lo más probable es que dimitiera porque seguir, tras la carta y los cinco días de reflexión, demostraría que todo había sido un farol. Solo los más ferozmente críticos apuntaban que no dimitiría porque todo había sido una jugada estratégica para legitimarse como único garante de la limpieza democrática frente a una oposición suciamente fascistoide. Pues así ha sido.

Este hombre siempre da la razón a quienes piensan lo peor de él. Ha hecho lo que sus más entregados defensores decían que por coherencia y honestidad no haría, y lo que sus más enconados críticos dijeron que haría con malas artes de tahúr. ¿Cuánto puede durar este trile? ¿Supondrá el renacer o el ocaso del sanchismo? “Me voy, me voy, me voy, pero me quedo. Con su movimiento, Sánchez ha adelantado la hora crepuscular del sanchismo”, escribía Ignacio Peyró en El País. Coincidía con Rafa Latorre en El Mundo: “El sanchismo es un emoticono. Sánchez ya no regresará de este ridículo”. Curioso.

En su comparecencia –por supuesto sin prensa ni preguntas– se presentó como garante de “la regeneración pendiente de nuestra democracia”, apeló a “que la mayoría social, como ha hecho estos cinco días, se movilice (…) poniendo freno a la política de la vergüenza”, hizo una comparativa con la Transición aludiendo a “una sociedad que, desde el acuerdo generoso, supo sobreponerse a las terribles y profundas heridas del peor de sus pasados”, identificó la oposición democrática con “un movimiento reaccionario mundial que aspira a imponer su agenda regresiva mediante la difamación y la falsedad, el odio y la apelación a miedos y amenazas” e invitó a que “mostremos al mundo cómo se defiende a la democracia”. ¿El regenerador democrático es el PSOE del “puto amo”? ¿A qué mayoría social progresista se refiere si su gobierno depende de ERC, Junts y Bildu? ¿Se defiende la democracia alzando muros y demonizando la oposición, una parte de la judicatura y la prensa crítica? ¿Él es la democracia como Luis XIV era el Estado?

Como apuntaban sus más radicales detractores, todo ha sido una melodramática manipulación emocional para crear la sensación de una situación de excepcionalidad que autorice medidas excepcionales para defender y regenerar la democracia. Se dice “miente hasta cuando da la hora”. Él deseó buenas tardes al comparecer a las once de la mañana.

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