“Antes o después Muelle Heredia será ocupado, es el único espacio que tiene Málaga para crecer"
Ángel Asenjo | Arquitecto
Autor de la idea que transforma el espacio portuario, defiende su apuesta por la arquitectura en altura y por una 'city' que sirva de alternativa económica "a la hostelería y al turismo museístico"
Málaga/–Dibuja usted 15 torres de hasta 18 plantas. Las imágenes parecen más una postal de Dubai que Málaga capital.
–La arquitectura tiene que ser testigo del tiempo en que se hace y cada época de la historia ha tenido un leguaje arquitectónico. He pretendido hacer una arquitectura de hoy, actual, que está acorde con el lenguaje formal de la arquitectura del siglo XXI. El haber pensado hacerlo como un crecimiento del XIX en Málaga es un sinsentido.
–¿Cómo y cuándo empieza a dar forma a esta propuesta?
–Cuando me lo encarga el alcalde a principios del mes de agosto.
–¿Con algún condicionante?
–No. El alcalde me dijo que viera las posibilidades de ese espacio como posible desarrollo de la ciudad y que tuviera en cuenta la normativa vigente, pero sin que eso fuese un freno. Que hiciese un ejercicio de imaginación y de pensamiento sobre qué aportar a ese espacio.
–Y por lo visto, usted se ha quedado a gusto.
–Como malagueño y conocedor de Málaga creo que la Málaga del siglo XXI debería ser una Málaga de este tipo.
–Hace algo más de una semana tuvo usted una primera reunión con los responsables del Puerto. El alcalde, imagino, que ya conocía el documento. ¿Cuál fue su primera impresión?
–Me animó a continuar el trabajo en la línea que estaba haciendo. Tuve unos despachos con él en el desarrollo y me animó a seguir, le parecía bien y me insistió en que clarificáramos dentro de lo posible el ámbito del plan especial actual, que es lo que llamo primera fase. Y que tanto esa primera fase como la segunda había que hablarlo con la Autoridad Portuaria.
–¿Y esa primera reacción del Puerto?
–Lo que percibí fue una respuesta muy sensata. Nos dijo que querían actuar a corto plazo y que su interés se centra en la primera fase. Sobre la segunda, puede ser o no, pero es cuestión de tiempo y de reajustar las actividades portuarias y ver si es posible liberar todos esos terrenos y aportarlos a la ciudad.
–Por su experiencia, ¿entiende esa complicada posición del Puerto?
–La posición es lógica, porque además no depende de él, no tiene una decisión directa. Pero creo que las ciudades crecen y tensionan los espacios colindantes en desarrollos de distinta naturaleza. Y aquí el casco histórico crece en actividades de todo tipo y empuja hacia el único espacio que tiene de posible desarrollo.
–A los escépticos que creen que eso nunca se hará, qué les diría...
–Las cosas se hacen con la ilusión de que se puedan hacer. Hay que tener en cuenta que estamos en un momento de desarrollo de una ciudad que es bastante dinámica. El Plan Especial del Puerto que se diseñó en los años 90 puede ser que estuviera bien diseñado, probablemente yo no hubiera hecho otra cosa. Pero la Málaga de los años 90 no tiene nada que ver con la de ahora. Ese plan se concibió como la segunda fachada de la Avenida de Heredia y hoy día no debe ser eso. Debe ser algo que se desarrolle de forma permeable y que sea capaz de continuar hasta la ocupación total del muelle 4, que antes o después se ocupará. Es el único espacio que tiene la ciudad para crecer como desarrollo del Centro, que es pequeño. Málaga necesita crecer.
–Hay voces que defienden dejar libre esa fachada litoral.
–Es un lugar estratégico que ofrece una posibilidad que Málaga necesita, que son actividades terciarias de cierta potencia. Málaga tiene una económica muy basada en la restauración y el turismo museístico, pero le faltan actividades terciarias. Ahora las grandes ciudades tienen sus centros terciarios, las city, que son generadores de riqueza. Es la gran industria del siglo XXI y Málaga necesita ese componente. Tienen que ser planteadas con cierta intensidad, porque no se plantean para satisfacer exclusivamente las posibles demandas de la ciudad en su crecimiento natural, sino para atraer empresas, que le den a la ciudad un mayor prestigio.
–Venimos de años en los que se habla de grandes operaciones urbanísticas. Repsol, Torre del Río, Térmica... ¿Málaga tiene capacidad real para absorber todo eso?
–Se está demostrando que tiene una capacidad de crecimiento mayor de lo que se pensaba. Crece porque se incorporan muchas empresas y residentes nuevos. En el ámbito residencial mucho crecimiento tiene que ver con los extranjeros que toman como destino la ciudad. Hay empresas a las que les puede compensar desplazar a Málaga parte de su staff.
–En Málaga se viene hablando del urbanismo en altura desde hace unos quince años. ¿Sigue existiendo cierta aversión a las alturas?
–La arquitectura no es alta o baja, es buena o mala. En este conjunto lo que me planteo es la permeabilidad visual, lumínica y no crear una muralla edificatoria. Desde los 80 en casi todos los ayuntamientos gobernados por el PSOE se predicaba una cierta democratización de los desarrollos en base a unas tipologías unifamiliares en la que tenía que participar todo el mundo y se produjo una ocupación de suelo desproporcionada. Ahora los defensores del equilibrio en la ciudad tienen claro que la altura es una mejor solución.
–No es la primera vez que usted hace una aproximación al muelle 4. Ya lo hizo junto a Salvador Moreno Peralta y José Alba. En aquella ocasión llegó a proponer el uso residencial. ¿Por qué ahora no?
–En aquel momento veíamos que el residencial era necesario para crear ciudad. Crear unos usos mixtos, residenciales y terciarios permitía una ciudad más rica que si se optaba por el monocultivo del terciario para oficinas. Como el único uso permitido es el de oficinas y el residencial está tácitamente prohibido en este suelo, he optado por otra idea, acorde con lo que se permite en el terreno. Aquello era una creencia de que la ciudad es más rica cuando los usos son mixtos, y sigo convencido de eso, pero Málaga puede ofrecer una alternativa. Se puede crear un espacio muy diverso y rico sin incluir el residencial. Un desarrollo potente de terciario permitiría reubicar el terciario que hay ahora en el Centro, creando espacio para recuperar el uso residencial. En la solución que planteo, una vez se lleve a cabo el soterramiento de Muelle Heredia, se permitiría una continuidad peatonal a través de Alameda y del Soho hasta llegar al mar.
–Hablemos de la primera fase que, por lo expuesto hasta ahora, parece que sí tiene visos de hacerse realidad.
–En esta primera fase vamos a profundizar ahora. El incrementar el volumen obliga a tramitar una modificación del plan especial, pero al respetarse el suelo entiendo que es posible y no debe tener gran dificultad. La definición del modelo de ciudad corresponde al Ayuntamiento. Si nos saliéramos del ámbito del plan especial sí entraríamos en un terreno de gran complejidad. Y si algún día se quiere hacer algo más habrá que prever un trámite largo y habrá que hacerlo con tiempo para ordenar ese territorio. Creo que la Autoridad Portuaria necesita de unos dos años para trasladar las instalaciones que hay ahí y en una lógica normal en ese tiempo se podrían modificar las determinaciones del plan y adecuarlo a una oferta más acorde a los tiempos en los que vivimos. El plan tiene aprobado un techo muy bajo para la cualificación del suelo. Hacer exclusivamente lo que está aprobado ahora es un despilfarro.
–Usted aprovecha para hacer aproximaciones en las márgenes de Muelle Heredia. En concreto, en la conexión de La Marina con el puerto, y junto al río.
–Sobre La Marina, mientras se mantenga la rasante de la cubierta, la manera natural de acceder al puerto será mediante una pasarela que luego se abriría hacia los muelles 2 y 4. Pongo como remate una especie de mirador. En el futuro, si se hace al estación intermodal planteada, mantener la rasante no sería necesario y el ideal será que se entre de forma directa. Esa es la opción más deseable pero la pasarela tampoco es mala.
–Y sobre la idea de dibujar una torre hotelera de 30 plantas junto al río...
–Al ordenar el espacio que queda entre Muelle Heredia y la margen izquierda del Guadalmedina propongo esa solución, que no es nueva, ya que hubo estudios sobre el río en los que ya se planteaba. Creo que es una buena opción. Es una torre que no deteriora el paisaje de la ciudad, que como referente sería percibida bastante bien en el ámbito del cauce y podría disfrutar de unas vistas extraordinarias. Y no rompería el frente litoral.
–¿Tiene más sentido esa torre en este emplazamiento que en el dique de Levante?
–Creo que sí.
–¿Hay alguna operación en la historia de Málaga que por su trascendencia se asemeje a la que propone?
–Creo que una actuación de esta dimensión y de una cierta cualificación, porque tiene que ser un desarrollo de calidad, no se ha planteado antes. Pero cuando se hizo el Ensanche de Heredia los planificadores fueron muy ambiciosos. A finales del XIX principios del XX, con una población que no llegaba a los 100.000 habitantes, se planteó un desarrollo de 250.000 metros cuadrados. Ahora, en una ciudad con unos 600.000 habitantes, muy dinámica, que se plantee un desarrollo de 150.000 metros y que la gente se eche las manos a la cabeza me parece impensable.
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