“Debemos aprovechar la situación para darle una vuelta y mejorar la universidad”
José Ángel Narváez | Rector de la Universidad de Málaga
Narváez cree que las últimas restricciones en la docencia no eran necesarias porque las universidades “son espacios seguros” dada la baja tasa de incidencia de Covid en las aulas
Málaga/El comienzo del segundo mandato de José Ángel Narváez como rector de la Universidad de Málaga no ha sido nada fácil. Estalló la pandemia semanas después de que su equipo tomara posesión y en cuestión de días hubo que darle la vuelta a todo el sistema como si fuese un calcetín. Pero gigante y con 40.000 personas dentro.
–El 3 de diciembre hará un año de su reelección como rector, vaya año…
–Pues sí. Esto no se lo esperaba nadie, ha sido un año muy difícil porque la Universidad tiene una estructura muy complicada. De lo que me siento más orgulloso es de la reacción de la comunidad. En una semana pasamos de ser una universidad eminentemente presencial a ser una tecnológica con capacidad para mantener la calidad de la docencia on line.
–¿Ha sido ese el gran reto?
–El gran reto y el gran esfuerzo de todo el mundo. La UMA no solo ha seguido manteniendo las clases y la actividad docente, también ha seguido funcionando como universidad. El personal de administración y servicios ha hecho un esfuerzo tremendo en adaptarse al teletrabajo de una forma muy eficaz. Se ha funcionado como si no hubiera pasado nada y eso parece un milagro cuando uno lo mira con perspectiva. Ese es uno de los grandes aprendizajes en este periodo tan difícil.
–¿Cómo se hizo frente a una transformación tan urgente?
–He tenido la suerte de tener un equipo fantástico. Tomé posesión a finales de enero y el equipo a principios de febrero. No estaba ni siquiera articulado todo y en un momento récord nos pusimos a trabajar como una sola persona. Eso requirió reflexiones y decisiones muy rápidas, no había tiempo para pensar. Y muchísimas reuniones, con decanos, directores de departamentos, estudiantes, con los rectores de las universidades andaluzas, con la Consejería, fue casi un mes de videoconferencias continuas para poder solventar aquella situación tan complicada que se nos planteó.
–¿Se cumplieron los objetivos en este cambio de modelo?
–Seguro que hemos cometidos errores, muchísimos, pero creo que al final el resultado es muy satisfactorio. Los estudiantes al principio no entendían lo que estaba pasando, los profesores, acostumbrados a dar sus clases presenciales, les costó cierto trabajo cambiar, aunque ya había tradición del campus virtual desde hacía mucho, pero no es lo mismo dar una clase en un aula que en una pantalla. Hubo que hacer mucha formación. Pero uno de los problemas más graves que nos encontramos fue la brecha digital.
–¿Hubo mucho alumnado descolgado?
–Había estudiantes que no podían acceder a la formación y fue lo más urgente que atendimos a través de un plan de emergencia. Se empezaron a comprar, a prestar ordenadores, había estudiantes con problemas de conexión, esto supuso un trabajo enorme, sobre todo para el vicerrector de Estudiantes, buscando fondos de todos sitios cuando los oficiales tardaban en llegar. Había alumnos que vivían en casas con un solo ordenador para todos. Hemos intentado suplir estas carencias de la mejor manera posible.
–La Universidad en los primeros momentos también se puso a disposición de la sociedad…
–Creo que hemos demostrado a la sociedad nuestra capacidad no solo de hacer docencia, investigación y transferencia, sino también de solucionar problemas. Al principio la mayor necesidad era la dotación de material, donamos todos los guantes, mascarillas, epi, reactivos que mandamos a los hospitales, para solventar ese problema tan dramático. Después hemos actuado a otros niveles, no solo sanitarios, también sociales. Hemos tenido una campaña para ayudar a estudiantes de Bachillerato, de acompañamiento de personas mayores que estaban solas, campañas de apoyo psicológico, otra en colaboración con el colegio María de la O de Asperones. Creo que los malagueños se pueden sentir orgullosos de que la UMA tenga esta capacidad de reacción y lo haya hecho tan rápido.
–¿Cuánto de importante es la presencialidad en el ámbito universitario?
–El valor de la Universidad de Málaga, como muchas de las universidades públicas andaluzas y españolas, es que somos presenciales. En la presencialidad se ganan otros valores más allá del aprendizaje de una determinada materia. Pero ante esta circunstancias no tienes más que rendirte y tomar la dolorosa decisión de modular la presencialidad.
–Se trabajó entonces en varios escenarios posibles…
–Sí, porque el problema fundamental en esta situación es que tienes que dar certidumbre en la incertidumbre. No sabes lo que va a pasar pero tienes que darle confianza a la gente. Después de darle muchas vueltas hicimos los tres planes, para un escenario sin restricciones, un nuevo confinamiento total, del que ya teníamos experiencia y solo había que mejorar los errores cometidos, y el plan bimodal, que pensamos que era el más racional tal y como estaba la situación.
–¿De qué dependía la presencialidad?
–El objetivo es preservar la salud y por ello tomamos una serie de medidas como el uso obligatorio de las mascarillas, el mantenimiento de las distancias, etcétera, hacer las aulas seguras. Y eso depende, en parte, de los espacios que tenemos. Por eso en algunos se ha podido mantener una mayor presencialidad que en otros. Así comenzó el curso, con sus problemas como siempre, pero adaptándonos bastante bien a la nueva situación y manteniendo la presencialidad lo máximo posible y asumiendo que el objetivo principal era mantener la salud de nuestra población, que son unas 40.000 personas.
–Un mes y poco después llegaron nuevas restricciones…
–Así es. Hemos tenido que volver a cambiar de plan, siguiendo las instrucciones de las autoridades sanitarias, dejando las clases teóricas en on line y las prácticas en la máxima presencialidad posible. Esto se está consiguiendo prácticamente en todos los centros.
–¿Han tomado ya una decisión para lo que queda de semestre?
–Sí. Porque cuando acaben estas restricciones ya quedará poco de clase y a partir del 25 de enero empezará el periodo de exámenes. Someter a una tensión ahora a todo el sistema, cambiar dentro de diez días sin saber lo que va a pasar en enero, no nos parece oportuno. Hemos resuelto mantener la situación actual hasta el final del periodo docente y estaremos luego atentos a lo que las autoridades nos vayan indicando.
–¿Cree que eran necesarias estas últimas restricciones en el ámbito universitario?
–Yo creo que no era necesario, las universidades son espacios seguros, lo puedo garantizar. Con los índices de contagio que tenemos está clarísimo, aunque confío en los expertos y asumo lo que hay que hacer. La incidencia de Covid en la UMA ha sido mínima y venía de fuera, aquí no se ha detectado ningún brote.
–¿Se ha podido avanzar en los objetivos marcados para este segundo mandato?
–Dificultosamente. No todo es Covid, pero éste nos ocupa mucho esfuerzo y atención, estamos trabajando en muchos frentes y al 150%, no solo en la docencia, también en la investigación, en la gestión del día a día, en prevención... En los huecos estamos intentando trabajar en la transformación de la universidad, en el desarrollo estatutario. Se han elegido ocho decanos de forma on line, vamos a elegir claustro on line, el consejo de Gobierno también está funcionando y vamos a entrar en un análisis ahora de la oferta académica. No he olvidado en absoluto los compromisos de la campaña y que estamos aquí para cambiar esta universidad y hacerla más fuerte.
–¿Cómo va el trabajo sobre el mapa de titulaciones?
–Queremos hacer un cambio profundo en la oferta académica. Ahora mismo lo que tenemos son algunos documentos preparados, algo hemos discutido ya con los decanos y vamos a iniciar el trabajo en la modificación de la oferta. También estamos evaluando los planes propios, sobre todo el de investigación.
–Otro de los temas recurrentes es la financiación…
–Sí, la financiación es un problema crónico porque la Junta lo que nos propone no es un modelo de financiación sino de reparto de fondos. Esto quiere decir que cada año la Junta destina una cantidad a las universidades púbicas andaluzas y que se eligen unos indicadores más o menos acertados, dependiendo de cada una de las universidades, que facilitan un reparto. Pero modelo de financiación no tenemos ni vamos a tener, estoy convencido. No puede haber un modelo de financiación si no hay un plan estratégico de las universidades públicas andaluzas. Tú financias cuando sabes lo que quieres conseguir y hasta ahora ningún gobierno de la Junta de Andalucía, sea del color que sea, ha tenido un plan estratégico que facilite que se haga una política determinada con respecto a las universidades. Sobre el modelo de financiación soy pesimista, creo que no lo vamos a tener y más en la situación que tenemos. Hasta que no haya un proyecto de qué se quiere que sean las universidades en 2030, 2040 o 2050, algo fundamental para la región, no tendremos un modelo de financiación y seguiremos como siempre.
–¿Se ha podido progresar en cuanto a infraestructuras?
–Hemos avanzado bastante. Psicología se está terminando ya y espero que el curso que viene se pueda inaugurar en el nuevo edificio. El Pabellón de Gobierno va rapidísimo, hemos adjudicado ya el concurso de Turismo y una parte del bulevar. Se va avanzando.
–Ahora hay problemas para el crecimiento del campus con las limitaciones de la servidumbre del aeropuerto…
–Sí. Eso es un desastre, nos pega un golpe tremendo. Estamos trabajando de forma coordinada con el Ayuntamiento de Málaga y hemos sumado posturas con los ayuntamientos afectados. Se nos echa abajo la residencia de estudiantes y el parque científico empresarial, nos afecta incluso a la ampliación de Filosofía y Letras, que ya se iba a poner en marcha. Es una situación un poco dramática. Entiendo que la seguridad aérea es fundamental y es lo primero que tenemos que atender, pero creo que entre ese concepto y el extremo al que estamos llegando hay un término medio. Sobre todo porque de no ser así se ha acabado el campus de Teatinos, ya no podemos construir más. Los proyectos de expansión se los lleva por delante. La autoridad aérea no ha hablado con nadie y debería hacerlo. Para el desarrollo de la ciudad universitaria es un golpe bajo
–Con esta interrupción de la pandemia, ¿el segundo mandato se le va a quedar corto?
–No, se me va a quedar justo. Ha sido toda una experiencia y a los universitarios nos gustan los retos de este tipo. Ha sido un reto muy duro pero también apasionante. No sabíamos nada, qué hacer ni cómo, no había libro, ni manual, hubo que encontrar los caminos para hacer las cosas de la mejor manera posible, asegurando la calidad, la formación, ha sido una experiencia inesperada pero con su lado positivo. Hay cosas que han llegado para quedarse.
–¿Va a cambiar la universidad después del Covid?
–Debería cambiar. En la época post Covid deberíamos tener una universidad presencial pero utilizando herramientas tecnológicas, de relación, de estructura y gestión de la universidad para favorecer y fortalecer esa presencialidad. Debemos aprovechar la situación para darle una vuelta y plantear una universidad mejor. Lo peor que podría pasar es que pasara la pandemia y no hubiéramos aprendido nada, que no saquemos nada bueno de esto. Tenemos que aprovechar las herramientas que mejoren la docencia, la investigación, la transferencia, la organización. Hay muchas enseñanzas a las que sacar partido.
–¿Le preocupa la crisis económica y social que se avecina?
–Mucho, me preocupa mucho como va a quedar la sociedad y esta ciudad en el aspecto económico.
–¿Cree que podría bajar el número de matriculaciones?
– Con respecto al número de estudiantes no tengo mucha preocupación porque aquí en Andalucía tenemos las matrículas bonificadas. Pero indudablemente nos va a afectar desde el punto de vista presupuestario. Lo que sí está claro es que después de esta experiencia deberían haber muchos más estudiantes universitarios. Quien ha solventado los grandes problemas de la pandemia y los que lo harán en el futuro es gente con formación. No son youtubers, no son influencers, son científicos, personal sanitario, ingenieros, técnicos, expertos que están desarrollando estrategias sociales, son personas que han adquirido conocimiento y esto es fundamental para que sigamos adelante. Lo que espero es que haya muchas más mujeres y hombres que estén por adquirir conocimientos y confío en que nuestros responsables piensen que ese conocimiento es fundamental para que todo esto no vuelva a ocurrir.
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